Qué reconfortante es leerte, Jessy.
Todavía me acuerdo cuando estabas (estábamos) en el agujero más negro. Me alegra enormemente leeros de vez en cuando, esperanzadas, mostrando que el camino espinoso que habeis recorrido, no os ha anulado como personas, como mujeres, como madres.
Nadie dijo que fuera fácil…
Seguro que el bautizo de Martín será una ceremonia preciosa y sentida.
Un beso fuerte para vosotros!